Ahora y haciendo uso de la tabla que vemos más abajo, ¿qué
herramientas (procesos) podemos utilizar en cada estadio (fase) para conseguir
nuestros fines?:
1. Aumento
de la conciencia, por medio de la observación, la confrontación, las interpretaciones,
la retroalimentación y la educación, así como también la biblioterapia. Algunas
técnicas, como la confrontación, son de elevado riesgo para la retención del
cliente, ya que lo que buscamos es aplicar una mayor conciencia al aumento de
los” pro “del cambio.
2. Auxilio
dramático, que implica la activación emocional y el alivio que puede venir
tras el cambio. El psicodrama, el rol playing y los testimonios personales son
ejemplos de técnicas que puede mover emocionalmente a las personas.
3. La
Reevaluación ambiental, combina la evaluación cognitiva y emocional de cómo
los comportamientos de uno afectan al ambiente social, y cómo el cambio
afectaría ese ambiente. Es decir, de cómo cambiando yo, puedo hacer que lo que
hay a mi alrededor cambie. Podremos conseguir esto con entrenamiento en
empatía, clarificación de los valores e intervenciones familiares o de redes.
4. La
Reevaluación de sí mismo, combina evaluaciones cognitivas y afectivas de la
imagen de uno mismo sin el problema particular. ¿Cómo estaré yo sin mi
problema?, ¿cómo estará mi animal de compañía sin ese problema? Podemos
ayudarnos de algunas herramientas como son la imaginería, los modelos de rol sin
problemas y la clarificación de valores.
En la práctica primero
encontramos a las personas mirando hacia atrás y reevaluando cómo lo han hecho
como individuos con problemas. A medida que progresan en la preparación,
comienzan a desarrollar más un foco futuro a medida que imaginan más cómo será
su vida y la de su animal sin el problema.
5. La
Auto-liberación, incluye la creencia que uno puede cambiar y el compromiso
y los nuevos compromisos de actuar en base a ello. Las técnicas que pueden
aumentar la fuerza de voluntad aumentan los compromisos públicos más que los
privados. La investigación motivacional también sugiere que si las personas
tienen solamente una opción, no estarán tan motivadas como cuando tienen dos
(Miller, 1985). Tres opciones es aún mejor, pero cuatro no parecen aumentar la
motivación. Cuando se les pide a los clientes que elijan la alternativa que
creen que será más efectiva para ellos, y con la cual se comprometerían, se
aumenta la motivación y la autoliberación.
6. El
Contracondicionamiento requiere el aprendizaje de comportamientos
adaptativos que reemplacen los problemas de conducta y como tal deben de ser
específicos para la conducta problema, e incluyen la desensibilización, las
afirmaciones y las cogniciones para contrarrestar lo irracional, el diálogo
interno que provoca ansiedad.
7. El
Manejo de contingencias, implica el uso sistemático del reforzamiento y el
castigo para dirigirse en la buena dirección. Debido a que encontramos que los
cambios por sí mismo se apoyan mucho más en el reforzamiento que en el castigo,
haremos más énfasis en el reforzamiento para el progreso que en los castigos
para la regresión. Los contratos de contingencia, los reforzamientos abiertos y
encubiertos y el reconocimiento en grupo son procedimientos para aumentar el
reforzamiento. También suministran incentivos que aumentan la probabilidad que
se repitan respuestas más saludables.
8. El
Control de estímulos , implica la modificación del ambiente para aumentar
las claves que promueven las respuestas adaptativas y reducir la tentación de
volver a la conducta problema.
9. Las
Relaciones interpersonales de ayuda combinan el cuidado, la apertura, la
confianza, así como también los apoyos para el cambio. Las clases y charlas en
grupo son de gran ayuda, no sólo por el apoyo social, sino que el compromiso
adquirido de forma grupal es más fácil de mantener que el que se toma de forma
individual.
Proactividad vs. Reactividad.
Después de lo visto anteriormente
llegamos a una conclusión y es que los programas de intervención han de
estar ajustadas a la fase de cambio y
han de ser proactivos e interactivos.
La idea es que puede generarse mucho
más impacto a través de los programas proactivos debido a sus tasas más
elevadas de participación, incluso si las tasas de eficacia son menores
(llegamos a más). También creo que los programas proactivos pueden producir
resultados comparables a los programas reactivos tradicionales (“espero que
ellos vengan”).
La primera lección es averiguar
la fase del cambio de cada uno de sus clientes. Confundir los procesos de
cambio puede producir resistencia; por ejemplo, presionar a los clientes en la
fase de pre-contemplación o contemplación para que tomen acciones para las
cuales no están preparados. Los abandonos prematuros con los clientes en la
fase de pre-contemplación pueden ser prevenidos al acomodarse a la fase de
cambio de éste, más que esperar que los clientes se adecuen a los procesos preferidos
por los profesionales. Además, es recomendable ayudar a los clientes a apreciar
los diversos beneficios que pueden obtener al completar el programa, junto con
la solución de sus problemas presentes.
También pueden darse algunas
sugerencias prácticas. Por ejemplo, cuando el programa que hemos diseñado debe ser breve, hemos de procurar que las
metas sean realistas. Ayudar a los clientes a romper un “estancamiento”, como
la fase de pre-contemplación o contemplación, puede ayudarlos a tomar acciones
efectivas más pronto. Desgraciadamente, muchos profesionales pueden asumir que los
programas de educación y comportamentales han de estar orientados a la acción.
Errores de ese tipo llevarán a confundir las necesidades de la mayoría de los clientes,
excepto las de aquellos preparados para actuar.