Grogh cubrió el cuerpo con el último montón de tierra
mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Habían pasado muchas lunas desde que lo había encontrado perdido y medio muerto de hambre a las afueras de la cueva donde vivía su clan. Recordó aquel día lejano; seguramente su madre estaba muerta o se habría quedado perdido en el bosque. Lo recogió cuidadosamente y notó cómo su corazón latía fuerte y veloz, su piel era caliente y sus ojos del color de la miel le hicieron sentir algo que no supo bien qué era, pero que le resultaba muy familiar, ya que era algo semejante a lo que sentía cuando miraba al pequeño Lakhe, su primogénito. Seguro que Mitha, su compañera, lo podría alimentar y cuidar hasta que creciera y se hiciera un adulto fuerte y sano. Ya en su mente creyó que tendría una utilidad, puesto que los de su especie rondaban la cueva alimentándose de los desechos de los hombres y por un par de veces los habían alertado de los ataques de clanes rivales. Sería su guardián y quizá le podría enseñar a cazar, pues había visto que eran buenos haciéndolo en grupo como los de su clan.
Habían pasado muchas lunas desde que lo había encontrado perdido y medio muerto de hambre a las afueras de la cueva donde vivía su clan. Recordó aquel día lejano; seguramente su madre estaba muerta o se habría quedado perdido en el bosque. Lo recogió cuidadosamente y notó cómo su corazón latía fuerte y veloz, su piel era caliente y sus ojos del color de la miel le hicieron sentir algo que no supo bien qué era, pero que le resultaba muy familiar, ya que era algo semejante a lo que sentía cuando miraba al pequeño Lakhe, su primogénito. Seguro que Mitha, su compañera, lo podría alimentar y cuidar hasta que creciera y se hiciera un adulto fuerte y sano. Ya en su mente creyó que tendría una utilidad, puesto que los de su especie rondaban la cueva alimentándose de los desechos de los hombres y por un par de veces los habían alertado de los ataques de clanes rivales. Sería su guardián y quizá le podría enseñar a cazar, pues había visto que eran buenos haciéndolo en grupo como los de su clan.
Muchas lunas habían pasado desde aquel día y Lur creció
fuerte y sano y formó parte del clan, no fue sólo un perro, fue uno más con todos los privilegios, querido y apreciado
por todos y guardó la cueva de los
enemigos y persiguió a las presas con la valentía de un cazador y cuidó de los suyos con lealtad, hasta el
fin, hasta que su cuerpo dejó de respirar y su ánima lo abandonó...
Por eso Grogh no
podía dejar de llorar, porque se había ido una parte de sí mismo, un compañero,
un amigo…
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