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domingo, 16 de marzo de 2014

Cómo cambian las personas (y sus perros) y cómo podemos nosotros ayudar a que eso ocurra. (II)

Ahora y haciendo uso de la tabla que vemos más abajo, ¿qué herramientas (procesos) podemos utilizar en cada estadio (fase) para conseguir nuestros fines?:
1.       Aumento de la conciencia, por medio de la observación, la confrontación, las interpretaciones, la retroalimentación y la educación, así como también la biblioterapia. Algunas técnicas, como la confrontación, son de elevado riesgo para la retención del cliente, ya que lo que buscamos es aplicar una mayor conciencia al aumento de los” pro “del cambio.
2.       Auxilio dramático, que implica la activación emocional y el alivio que puede venir tras el cambio. El psicodrama, el rol playing y los testimonios personales son ejemplos de técnicas que puede mover emocionalmente a las personas.
3.       La Reevaluación ambiental, combina la evaluación cognitiva y emocional de cómo los comportamientos de uno afectan al ambiente social, y cómo el cambio afectaría ese ambiente. Es decir, de cómo cambiando yo, puedo hacer que lo que hay a mi alrededor cambie. Podremos conseguir esto con entrenamiento en empatía, clarificación de los valores e intervenciones familiares o de redes.
4.       La Reevaluación de sí mismo, combina evaluaciones cognitivas y afectivas de la imagen de uno mismo sin el problema particular. ¿Cómo estaré yo sin mi problema?, ¿cómo estará mi animal de compañía sin ese problema? Podemos ayudarnos de algunas herramientas como son la imaginería, los modelos de rol sin problemas y la clarificación de valores.  En la práctica  primero encontramos a las personas mirando hacia atrás y reevaluando cómo lo han hecho como individuos con problemas. A medida que progresan en la preparación, comienzan a desarrollar más un foco futuro a medida que imaginan más cómo será su vida y la de su animal sin el problema.
5.       La Auto-liberación, incluye la creencia que uno puede cambiar y el compromiso y los nuevos compromisos de actuar en base a ello. Las técnicas que pueden aumentar la fuerza de voluntad aumentan los compromisos públicos más que los privados. La investigación motivacional también sugiere que si las personas tienen solamente una opción, no estarán tan motivadas como cuando tienen dos (Miller, 1985). Tres opciones es aún mejor, pero cuatro no parecen aumentar la motivación. Cuando se les pide a los clientes que elijan la alternativa que creen que será más efectiva para ellos, y con la cual se comprometerían, se aumenta la motivación y la autoliberación.
6.       El Contracondicionamiento requiere el aprendizaje de comportamientos adaptativos que reemplacen los problemas de conducta y como tal deben de ser específicos para la conducta problema, e incluyen la desensibilización, las afirmaciones y las cogniciones para contrarrestar lo irracional, el diálogo interno que provoca ansiedad.
7.       El Manejo de contingencias, implica el uso sistemático del reforzamiento y el castigo para dirigirse en la buena dirección. Debido a que encontramos que los cambios por sí mismo se apoyan mucho más en el reforzamiento que en el castigo, haremos más énfasis en el reforzamiento para el progreso que en los castigos para la regresión. Los contratos de contingencia, los reforzamientos abiertos y encubiertos y el reconocimiento en grupo son procedimientos para aumentar el reforzamiento. También suministran incentivos que aumentan la probabilidad que se repitan respuestas más saludables.
8.       El Control de estímulos , implica la modificación del ambiente para aumentar las claves que promueven las respuestas adaptativas y reducir la tentación de volver a la conducta problema.
9.       Las Relaciones interpersonales de ayuda combinan el cuidado, la apertura, la confianza, así como también los apoyos para el cambio. Las clases y charlas en grupo son de gran ayuda, no sólo por el apoyo social, sino que el compromiso adquirido de forma grupal es más fácil de mantener que el que se toma de forma individual.



Proactividad vs. Reactividad.


Después de lo visto anteriormente llegamos a una conclusión y es que los programas de intervención han de estar  ajustadas a la fase de cambio y han de ser proactivos e interactivos.
La idea es que puede generarse mucho más impacto a través de los programas proactivos debido a sus tasas más elevadas de participación, incluso si las tasas de eficacia son menores (llegamos a más). También creo que los programas proactivos pueden producir resultados comparables a los programas reactivos tradicionales (“espero que ellos vengan”).
La primera lección es averiguar la fase del cambio de cada uno de sus clientes. Confundir los procesos de cambio puede producir resistencia; por ejemplo, presionar a los clientes en la fase de pre-contemplación o contemplación para que tomen acciones para las cuales no están preparados. Los abandonos prematuros con los clientes en la fase de pre-contemplación pueden ser prevenidos al acomodarse a la fase de cambio de éste, más que esperar que los clientes se adecuen a los procesos preferidos por los profesionales. Además, es recomendable ayudar a los clientes a apreciar los diversos beneficios que pueden obtener al completar el programa, junto con la solución de sus problemas presentes.

También pueden darse algunas sugerencias prácticas. Por ejemplo, cuando el programa que hemos diseñado  debe ser breve, hemos de procurar que las metas sean realistas. Ayudar a los clientes a romper un “estancamiento”, como la fase de pre-contemplación o contemplación, puede ayudarlos a tomar acciones efectivas más pronto. Desgraciadamente, muchos profesionales pueden asumir que los programas de educación y comportamentales han de estar orientados a la acción. Errores de ese tipo llevarán a confundir las necesidades de la mayoría de los clientes, excepto las de aquellos preparados para actuar.

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